dimarts, 14 de juliol del 2009

Ells no es hi volen...

La reflexió es senzilla i directa: si els espanyols només fan que criticar-nos (molts cops penso que sense raó) fins a l'extenuació, si fins i tot fan boicots als nostres productes per la ràbia que ens tenen... Per què no ens deixen marxar? Per què no ens deixen tenir allò que (cada cop mes gent) reclamem des de fa moooolt de temps?

La resposta també es senzilla i, a mes, evident: PER LA PASTA!!!! als espanyols els hi va molt be tenir uns ases com els catalans que només fem que pencar i pagar. Així poden aconseguir la "igualdad económica en todas las regiones españolas". Vinga home, ens estan fotent de volta i mitja per un acord de financiació A LA BAIXA (de totes totes), que ha sofert mil retallades i que a sobre parteix d'un estatut que en sí ja es una baixada de pantalons en tota regla... be, aixó son figues d'un altre paner i ho deixaré aqui.

Us convido a llegir aquest escrit del Sr. Ignacio Camacho publicat al seu blog del ABC.es. Aquest senyor considera que els catalans llencem als calers i que la nova financiació (A LA BAIXA, no ho oblidis) respon a "regals" polítics i que es un “agravio con otras comunidades”... es clar, home. No pot ser pas just, aixó! Hauria de ser com fins ara: els catalans que paguin mes que ningú i que rebin menys. I punto!! Així els tractors d'Andalusia poden circular per autovies gratuites de 4 carrils acabades d'estrenar.

Està molt bé, està molt bé... lamentablement a la resta d'Espanya la majoria pensen com ell, així que ja em direu. Una cosa INTERESANT: fins i tot un senyor tant "objectiu" com aquest reconeix que hi ha sentiment d'anticatalanisme perillós i gratuït... Com diria el Sr. Bernardo: no hase falta desir nada mas.

Hay que ver... como está el mundo (by APM)

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El fantasma del anticatalanismo

De Ignacio Camacho (el 14/07/2009 a las 19:55:19, en Política, 25 Visitas)

Está brotando de nuevo, sobre todo en Madrid, una peligrosa pulsión anticatalana. Al hilo de la nueva financiación autonómica y de los agravios que el Gobierno comete con otras comunidades, surge en algunos sectores de la opinión pública un sentimiento de rechazo global que sólo sirve para estimular de manera simétrica el desapego catalán hacia España. Ayer, en el programa de Curri Valenzuela en Telemadrid, una cascada de correos y llamadas alentaba al tristemente célebre boicot de productos de Cataluña, mientras un consejero del gobierno de Aguirre se lanzaba sin tapujos por la pendiente del agravio comparativo. Mal camino, mala estrategia que conduce a un desencuentro inevitable del que sacan partido los nacionalistas y los independentistas, aferrados al discurso victimista y al “¿veis como no nos quieren?” de siempre.
Ocurre que el presidente Zapatero da alas a ese rechazo con su irresponsabilidad. Cuando dice que se ha entregado a las reivindicaciones de ERC “para que Cataluña se sienta más cómoda” está suministrando paja para la hoguera de las pasiones. Cuando de hecho accede a que más del 35 por 100 de la nueva financiación vaya para Cataluña, el 17 por 100 de la población española, siembra la cizaña de las comparaciones. Cuando reparte fondos y más fondos para un tripartito que los derrama de forma insolente y hasta procaz en gastos superfluos, en embajadas separatistas, en políticas lingüísticas excluyentes, contribuye a esa sensación entreguista que irrita a muchos ciudadanos. Y lo hace a sabiendas de que sacará partido, porque lo que le importa son los votos catalanes, los que le dan la victoria electoral. Está comprando favores para sí mismo a costa de sembrar discordia entre españoles.
El presidente espera que el PP se vuelva a enredar en esa trampa. El anticatalanismo de Madrid se percibe en Cataluña como un fruto directo del discurso de los populares. Ya ocurrió en 2008, cuando el PP se estrelló contra el victimismo agitado por la clase política catalana: los escaños que le separaron del PSOE fueron exactamente los que éste sacó de ventaja en las cuatro provincias, muy especialmente en la poblada Barcelona. El error de ese sentimiento, por justificado que a veces pueda estar en la irresponsabilidad de la dirigencia catalana y del propio Gobierno de España, consiste en confundir a los catalanes con su clase política, que actúa como un lobby sindicado en defensa de los privilegios que siempre está dispuesto a conceder el presidente. El boicot, el encono, la animadversión, son la peor respuesta. No es contra Cataluña ni sus ciudadanos contra quien hay que protestar, sino contra quien compra sus votos con un dinero que no le pertenece.

1 comentari:

Maribel ha dit...

Totalmente de acuerdo!
Pero matizaría un punto: los partidos "no nos dejan marchar" por la pasta, como tú bien dices. La gente de a pie "no nos quiere dejar marchar" por simple y llana cabezonería, sería una afrenta en su orgullo perder una parte de lo que consideran "su territorio". Dónde vendrían a opositar, sino?

I no hi ha res mes a dir...